Tu cárcel

Subo escalón tras escalón, cuidando el paso para no caer.
Ajusto mis botas, armadura contra el viento que hoy quema.
Llego al pasillo que buscaba, oscuro, frío, solo.
Camino hasta el fondo, tu desesperación me roza los ojos.
Te llamo, me responde el silencio,  vuelvo a llamar, noto tus pasos.
Me muestras tu mundo, desolador, un vacío sin luz.
Encuentro tus ojos, llueven dolor. Busco tu sonrisa, no hay nada que encontrar.
Mantengo mi obligación de sonreír pero la angustia me derrota.

Vuelves a esconderte en tu cárcel, condenado a no respirar, a sufrir en soledad.
Una agonia me cierra los ojos.
Pasan los minutos, no levanto cabeza.
Doy un paso, pronto sigo con el segundo. No debo parar.
Me alejo de ti, me acerco a la culpabilidad, a mi soledad, a la tuya.
Cae el sol, ya acaba el día.

No consigo olvidar esos ojos, cansados, sin ilusión.
Y sin poder evitarlo, te reflejo.
Sin poder evitarlo, desaparezco.




                                 Foto: Huellas de lluvia