Una voz que no sabe cómo avisar
Un llanto silencioso, coro de una noche
convertida en escenario de un juego peligroso.
Una cortinilla que desciende, testigo de una mala obra,
un mal acto que me devora el alma.
Una aflicción que entierra una sonrisa,
un entierro al que no quiero asistir.
Una comedia que ahora ríe de mi tristeza,
una renuncia que desgarra este lienzo.
Un tiempo que busqué perder,
una herida que tracé en mi historia.
Una canción que no responde a mis oídos,
una voz que no sabe cómo avisar.
Un recuerdo que me llama a gritos,
unas horas perdidas que no sé si me reclaman.
Una euforia que no abandona mis sueños,
unos sueños que duelen soñar.
Un silencio que no quiero escuchar,
una oscuridad que no quiero ver.
Un vino que no supe saborear,
un trago que no quiero abandonar.